Encontrar en una taza de café (tomando en cuenta que los nombres dados a estos son solo de referencia y no indicativos de que el café en cuestión los contiene). Catadores profesionales de café degustan para clasificar y distinguir cada rica gota de un buen café. Así determinan la naturaleza del producto en cuestión por tanto una rueda de sabores y aromas de un café nos puede dar una muy buena idea de su calidad y clase.
Muchos dicen que comenzamos a saborear el café desde antes de tenerlo en la boca. Definitivamente una de sus características más distintivas es su delicioso olor. Los cafés tienen una enorme variedad de aromas. Hay tres clases principales el aroma enzimático, el de caramelizarían y el de la destilación seca, de estas tres se desprende una serie de subdivisiones. Desde aroma de flores hasta carboncillo hay una enorme gama de aromas que cubrir, pero lo más importante es que combinación de estas es propicia para un buen café. Como con todo, esto depende grandemente del gusto del consumidor, aun así, generalmente se busca un aroma enzimático afrutado junto con un olor achocolatado durante la caramelización, estos contribuyen en darle una sensación fuerte pero dulzona al café y son indicadores de un proceso de tueste apropiado
Ahora lo más importante: los sabores. Hay cuatro sabores principales acido, dulce, salado y amargo. Como antes se menciono cada uno de estos es producto de calidad y la mano artística detrás del proceso. La combinación más propicia de sabores es una entre dulce y amargo, El propósito detrás de esto es obtener un rico y atractivo sabor sin sacrificar el cuerpo y el impacto gustativo por los cuales el café tan conocido, permitiéndonos así disfrutar y contemplar mejor su rica compostura que nos tienta a tomar el próximo sorbo.